¿Cómo pudo quedar la economía mundial tan afectada?
Aún a día de hoy seguimos arrastrando parte de los grandes problemas y consecuencias que nos dejó la peor crisis financiera de la historia económica, la crisis del 2008.
Esta mala etapa económica fue causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos.
Todo comenzó unos años antes del estallido de 2008. En aquel momento, en Estados Unidos, los inversores querían seguir invirtiendo y creciendo. Sin embargo, la Reserva Federal, tras el estallido de la “burbuja.com”, un periodo comprendido entre 1997 y el 2000 en el que se produjo un crecimiento de los valores económicos de las empresas relacionadas con internet, creando una burbuja económica que llevo a la quiebra de muchas empresas; y el horrible episodio terrorista del 11S, bajó el tipo de interés al 1%. Esto no produjo ningún tipo de interés para los inversores, ya que le veían poca rentabilidad. Por el contrario, para los bancos esta bajada del tipo de interés fue una gran oportunidad que supieron aprovechar, puesto que podían pedir préstamos a la Reserva Federal con gran facilidad. Y eso fue lo que hicieron los grandes bancos. Poco a poco fueron creciendo y la bolsa subió. Wall Street se hizo muy rica.
Ante esta situación, los inversores se interesaron y también querían parte de aquel negocio que estaba generando tantos beneficios. Fue entonces cuando a los grandes bancos de Estados Unidos se les ocurrió una idea de negocio en la que podían incluir a esos inversores con ganas de invertir. Pensaron en una manera para conectar a los compradores de casas con los inversores mediante las hipotecas. El negocio iba perfecto y los inversores estaban satisfechos, por lo que el mercado inmobiliario se activó gracias a esa financiación hipotecaria. En Estados Unidos todas las familias se decidían por comprar una, lo que llevó a un momento en el que ya no había más compradores de viviendas.
Sin embargo, esto no frenó a algunos bancos como el Fannie Mae o el Freddie Mac, los cuales se dedicaron a conceder hipotecas a cualquier comprador que estuviese interesado. Ya ni se aseguraban de si esos clientes tenían un salario adecuado para afrontar ese gasto o simplemente un empleo. Estas fueron las denominadas hipotecas “subprime” o hipotecas de riesgo.
Pasado un no muy largo periodo de tiempo, esos compradores de las hipotecas de riesgo dejaron de pagarlas, por lo que los bancos empezaron a encontrarse con hipotecas con las cuales no les entraba ningún beneficio y con muchas casas a la venta. En este momento el mercado inmobiliario tenía una mucho mayor oferta que demanda, lo que hizo que los precios empezasen a bajar y que se devaluasen las viviendas.
Al ver esta situación, los bancos intentaron quitarse de encima esos activos improductivos que tenían, intentando vendérselos a los inversores, aunque, como es lógico, estos tampoco los querían.
La situación empeoraba cada vez más en un corto periodo de tiempo. Ya en el 2008 Estados Unidos se vio con un gran problema encima, el sistema financiero se había congelado. Los grandes bancos no obtenían ningún tipo de ingresos, y así, no eran capaces de devolver los préstamos que pidieron en un principio para comprar todas aquellas hipotecas, por lo que se endeudaron. Los inversores, que también tenían muchas hipotecas, no podían ni venderlas ni hacer nada con ellas. Y los prestamistas trataron de colocar hipotecas a los bancos pero éstos estaban endeudados y no las querían. El sistema financiero estaba paralizado y la economía se tambaleaba.
El día 15 de septiembre de 2008 uno de los bancos más grandes e importantes de los Estados Unidos, Lehman Brothers, se declara en bancarrota. En ese momento se supo que la burbuja había explotado y que no había vuelta atrás, empezaba la mayor crisis financiera que hemos vivido. La economía estadounidense estaba gravemente dañada, y, puesto a que era y es una gran potencia, eso significaba que el resto de economías de los países desarrollados también fueron muy perjudicadas. Tanto fue así, que en España desde el 2008 que empezaron a caer los precios de las viviendas, no tocaron fondo hasta el año 2012.
Este suceso histórico generó una gran crisis, ya no solamente financiera, sino también social, laboral, etc. Algunas de las consecuencias fueron y han sido: una gran disminución de la natalidad, muchas menos compras de viviendas, el aumento de la desconfianza entre las personas y grandes problemas de paro.
Finalmente, así fue como comenzó una de las mayores crisis de la historia, de la que todavía hoy nos estamos recuperando.
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